lunes, 3 de noviembre de 2008

Poseidon (2006): Titanic deshuesado

Poseidon, antes que un remake de La aventura del Poseidón, es una versión de Titanic de la que se ha eliminado todo lo superfluo. No hay tramas paralelas (¡qué curioso que en un barco tan grande sólo haya un grupo de supervivientes y que todos sus integrantes estén relacionados de alguna forma!), no hay distracciones, sólo hay una única peripecia narrada de la forma más concisa posible. Con una duración de sólo 96 minutos, media hora menos que la película de 1972 y doscientas horas menos que el imán de Oscars de James Cameron, al acabar la película se tiene un poco la sensación de que falta algo.

Poseidon es técnicamente virtuosa, desde ese espectacular plano inicial completamente infográfico en el que el protagonista trota por la cubierta del barco, pero resulta difícil implicarse cuando la película carece de "star power" (algo que no faltaba en las viejas películas de catástrofes) y ninguno de los personajes llega a despertar nuestra simpatía. El personaje principal está interpretado por Josh Lucas -y sus inseparables patillas-, el orgulloso poseedor de la sonrisa más falsa/cínica de todo Hollywood (lo que jugaba a su favor en Hulk). Hasta el encantador Kurt Russell se ve obligado a interpretar por imperativo de guión a un héroe supuestamente antipático, si nos creemos las palabras que el guión pone en boca de su hija.

Josh "no me confundan con Yors" Lucas es un actor que siempre despierta desconfianza desde el momento en que pisa la pantalla, y su caracterización de oportunista vocacional hace evidente que el director no le ha contratado por error. Quizás Wolfgang Petersen pretendía mostrar la evolución de un caradura que al final se redime salvando a los demás, pero dada la economía del guión (¿o del montaje?), sus acciones se muestran más como fruto de la inercia narrativa y del mero instinto de supervivencia antes que del sentido de la responsabilidad. Este personaje amoral hubiera perecido a la primera de cambio en una película de catástrofes de los años 70, como sí lo hace la caricatura interpretada por Kevin "a ver si me confunden con Matt" Dillon.

La película no aburre, pero tampoco aporta nada. La película se cierra de forma cortante pero precisa, evitando la frustración que provocaba el absurdo desenlace de La tormenta perfecta. Poseidon finalmente resulta válida para matar una tarde aburrida y como festival de efectos especiales para mostrar lo mucho que ha avanzado la infografía en pocos años, pero viene a recordarnos una vez más que el autor de Das Boot ya no es otra cosa que un mero artesano del peor Hollywood.

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